AMIGOS QUE NO PIDEN Y MAESTROS QUE NO RIÑEN


Amigos que no piden, y maestros que no riñen, así rezaba un cartel, a uno de los lados de la avenida más concurrida de mi localidad, cada vez que pasaba me detenía a leerlo entendía lo de los maestros, pero no lo de los amigos, mi único contacto con los libros hasta entonces eran los de texto, y sinceramente no me gustaban demasiado. No recuerdo a que edad empecé a leer, no recuerdo a que edad descubrí el placer de imaginar, de descubrir sueños entre páginas sin dibujos como dice mi hija. Un día alguien me regaló un libro de una niña llamada Pollyanna, que a pesar de su mala fortuna, siempre conseguía descubrir el lado positivo de cada situación, desde entonces la mesita de noche se tornó el pedestal que siempre aguantaba un libro. Tenía constantes peleas con mi madre para que apagara la luz por la noche, así que me compré una linterna, y debajo de sabanas y mantas me fabricaba mi pequeña tienda de campaña para leer sin ser descubierta. La paga semanal que me destinaban, era guardada para comprar las pilas de la linterna, y libros. Me iba temprano a la cama, y mi madre desde su quehacer, me recordaba que a las once debía apagar la luz. Conforme iba creciendo los gustos literarios iban cambiando, y cada libro lo marcaba, hacía un pequeño escrito, si era regalado, o comprado con mis ahorros y a quién pertenecía, con rública incluida, pensaba que la firma era imprescindible para identificar, asegurar y autentificar en este caso que yo era la dueña del libro. Hojas y hojas manchadas, así lo definen algunos, manchas convertidas en palabras, palabras, formando frases, frases contando una historia nacida de una genialidad, de una mente imaginativa capaz de escribirla y hacer imaginar y soñar a los que la leen. Portal de percepciones y sensaciones, transmisor de saberes entre generaciones y pueblos,la necesidad de registrar hechos, inventos, formas de vida, conocimientos, creencias, sentimientos, ideas…., de todas estas necesidades nacieron miles de textos, unos perdidos, otros cayeron en el olvido y los que corrieron peor suerte fueron alimento de las llamas de la intolerancia, de esta intolerancia se perdieron para siempre conocimientos posiblemente fundamentales para el conocimiento de nuestra historia, posiblemente el contenido de estos libros quemados, fuera demasiado peligroso para la soberbia de algunos. El libro impreso a pesar de internet, sigue siendo el portador más cómodo de información, no precisa batería ni red electríca, con lo que se puede leer en la cama, en un tren, en una sala de espera…… y cómo no, si gusta leer, quien no conoce el placer de la lectura junto al mar. Prosa, poesía, ciencias, aventuras, misterio, información de cualquier ámbito y disciplina………. su contenido es tan ámplio y variado, que es dificil de creer que uno no encuentra lo que busca entre tanto libro en espera de ser leído. Siempre existirán lectores por el simple acto de leer, siempre habrá quién en un libro encuentre sosiego, paz, placer, éste se encarga de hacernos salir a ratos de nuestros agobios y rutinas, introduciéndonos por medio de la imaginación en otros mundos. La mayoria de gente que desprecia la lectura no sabe hasta qué punto el poder de la lectura otorga, facilidad de palabra, opinión propia, imaginación, creatividad, educación y sobre todo entendimiento, cuántas veces para demostrar nuestra verdad nos hemos refugiado en un «lo leí en un libro» , con el respeto que sentímos hacía la palabra escrita estamos sentenciando sin opción de réplica nuestra verdad.La lectura no sólo nos proporciona información sino que además nos otorga hábitos de reflexión, análisis, concentración, fluidez en el habla, nos perfecciona el lenguaje oral y escrito, cometiendo menos faltas de ortografía, riqueza en nuestro vocabulario, satisface la curiosidad y nos entretiene. Vivimos en una sociedad donde los conocimientos pronto se quedan obsoletos, tener una buena capacidad de comprensión lectora nos garantiza tener los conocimientos actualizados, esto nos permite que laboral y académicamente seamos mas competentes. Mejora las relaciones humanas, a través de la fluidez de palabra que la lectura nos proporciona, nos facilita la exposición de nuestros pensamientos, ideas, emociones, proyectos.. haciéndonos más entendibles, nos posibilita la capacidad de pensar y a la vez comprendemos mejor los pensamientos de los demás, nos vuelve más tolerantes, menos prejuiciosos, y nos sentimos más orgullosos de lo nuestro. Desde , temas científicos hasta cuentos de hadas, un mundo de palabras escritas, hay tanta diversidad de ideas escritas capaces de hacer replantearte las tuyas propias…… Sin importar si nacimos ricos o pobres, el color de la piel, la belleza física, si tenemos un ámbito familiar bueno o malo, un coheficiente intelectual alto o bajo, si somos libres o no, sin importar todo esto, el poder de la lectura nos puede llegar hasta transformar, cada vez que leemos y aprendemos algo nuevo nos estamos enriqueciendo, y por que no, por medio de la lectura podemos descubrir que somos capaces de hacer algo que sin su ayuda nunca hubierámos hecho.Cada uno tiene sus porpios gustos literarios, sólo es cuestión de buscar el que más nos estimule en tan saludable hábito, muchas veces por vagancia mi hija mayor ante una lectura de algún libro impuesto por su instituto, me pregunta si lo he leído y que se lo resuma, por su puesto nunca lo hago, el hábito de la lectura es un hecho que cáda uno tiene que descubrir, me he dado cuenta que por mucho que intente inculcarlo a mis hijas, son ellas las que tienen que encontrar un libro que las haga imaginar, yo sólo puedo ofrecérselos. Admiro profundamente a todos esos escritores que nos transmiten con sus páginas manchadas la ilusión de imaginar,detrás de cada libro se van delatando ellos mismos, nos ofrecen una visión de cómo son ellos en la realidad. Cuándo era pequeña mi forma de marcapáginas era doblar la esquina de la página, de vez en cuándo me compro un marcapáginas, pero vuelvo a la antigua usanza, de vez en cuando me gusta ojear lo ya leído, cuantos menos dobleces encuentro, me formo una idea de cuánto me impactó en ese momento el libro. Todabía conservo a la niña que encontraba la parte positiva a todo cuánto le sucedía, pocas esquinas dobladas hay, sólo el paso del tiempo ha vuelto sus hojas amarillentas.
Amigos que no piden y maestros que no riñen.

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