MÁSCARA


Ocultarse es una de las primeras reacciones que tenemos los humanos ante las faltas cometidas, ¿ su origen? generalmente se encuentra en el miedo, miedo a ser descubiertos, miedo  a ser juzgados,  a no obtener la aprobación de los demás, a que nos conozcan…, miedo, ese eterno sentimiento que nos paraliza y generalmente nos hace cobardes.

Desde pequeños nos moldean de acuerdo a unos patrones, y prototipos de cultura, aprendemos que con nuestro comportamiento de una forma u otra, podemos obtener aquello que deseamos,  y lo seguimos haciendo porque nos es útil a nuentro fín, vamos creciendo y nuestra máscara o personaje sigue cambiando junto a nosotros llegando a fundirse, al mismo tiempo vamos perdiendo claridad entre lo verdaderamente genuino y lo aprendido como estrategia de supervivencia, de esta forma adquirimos   personalidades e identidades  rasgos que no entendemos como propios , esto es un proceso y lo llamamos socialización y en este proceso prima el deseo de aprobación haciendo validar  al mismo tiempo el fenómeno de las máscaras.

En el gran teatro de la vida, tenemos la oportunidad de ser protagonistas de nuestra propia comedia, sin embargo  ese papel de actor que nos adjudicamos, puede caer en una existencia vacía. Así sucede cuando fingimos ser lo que no somos, tenemos las alas cortadas o nos dejamos llevar por el miedo. Existen una gran variedad de máscaras, para ocultar nuestra verdadera identidad: la de la fortaleza (a pesar de nuestra fortaleza externa nuestro interior está herido) , la indiferencia,(comportamiento como si fuésemos felices de verdad, más allá de las circunstancias externas), la del   humor( hay quien utiliza esta máscara tapando muchas necesidades personales, pero sólo porque son conscientes de que se les ha encasillado en una faceta en concreto, la causa de su utilización generalmente  es el vacío y la tristeza y en consecuencia la soledad) … son las mas habituales, pero existen muchas más, la del trabajo, la de fiesta, mama responsable, persona oculta, funerales, podemos llamarlas como queramos , pero todas tienen un denominador común y un motivo para vivir, el miedo, y  todas producto de nuestra cultura, etiqueta preestablecida y nuestro propio interior. Las máscaras nos proporcionan una falsa seguridad, nos resistimos a quitarlas aún cuando sabemos que si no lo hacemos podemos vivir en una constante soledad emocional, llena de secretos,  volvemos a tener como protagonista en nuestra vida el miedo, miedo a mostrar nuestro lado más vulnerable y  más oscuro, no nos damos cuenta que ante tanto miedo estamos disfrazando nuestro propio yo y ocultamos uno de los encantos mas fuertes grande y atractivo que disponemos:  el encanto natural de ser uno mismo. Saber ponerse en cada momento la máscara adecuada es incluso  necesario, en momentos puntuales  no  suelen ocasionar efectos secundarios, utilzarla de forma permanente es grave, es una mentira y es imposible de mantener, la dualidad suele ser causa de conflictos entre uno mismo y uno mismo. Todos tenemos una máscara y sombra, y en la sombra dejamos todo aquello que no nos gusta, pero sabemos que esta ahí.

Ahora como adulta sigo llevando mis máscaras, (no reconocerlo sería fabricar otra más) diferentes personajes, quizá por temor, inseguridad, dolor de sin ella me hagan daño, atención, reconocimiento, aceptación y cómo no, miedo, pero procuro que no se fundan conmigo, solo les quito el polvo de vez en cuando, he descubierto que que el trabajo apasionante de contactar con mi personaje interno, ese que como todo ser humano es genuino me devuelve a quien en verdad para bien o para mal llevo dentro.  

Me doy cuenta que lo que más deseo lograr con las máscaras, es precisamente lo que impido con ellas, así que procuro utilizarlas lo imprescindible y cuando no hay otro remedio.

Si te gusta la que llevas déjala,  utilízala cuando creas conveniente y necesario, pero que a la inversa ella no pueda.  

 

 

 

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